lunes, 20 de octubre de 2008

Día 5: La búsqueda de la Via Apia

Por fín, el último día por Roma, el más esperado. Como ya habíamos visto casi todo, pues nos decidimos a visitar un lugar más o menos emblemático de los romanos: La vía Apia.
Distancia recorrida: 20Km

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Amanece con el miedo a la lluvia, y la necesidad de ir a comprar regalos para la familia. Sin embargo, decidimos acercarnos a la Vía Apia, una de las vias de entradas a Roma más importantes. Además se dió la circunstancia que carecíamos de mapa o cualquier información (o eso creíamos por la mañana), pero sí sabíamos que existía una Via Apia N uova. Así que con nuestro razonamiento lógico decidimos que la Via Apia Nuova debían de estar muy cerca y converger a la fuerza. Y nos pusimos en marcha.
Para llegar a la Vía Apia Nuova debíamos de pasar por la catedral de Roma, San Giovanni in Laterano, donde además teníamos entrada gratis al museo, pues pertenecía a los museos vaticanos. San Giovanni es una catedral como Dios manda, osea grande. Vale que no es tan grande como San Pietro, pero la verdad es que impresiona bastante. El museo, pues sinceramente no merece la pena. Basicamente porque te obligan a hacer una visita guiada a cosas papales sin demasiado interés, y te hacen perder tiempo a lo tonto. Pero era gratis, así que picamos.


La catedral romana.


A la salida del museo empezamos a andar, y a andar y andar por la vía Apia Nuova, buscando cualquier cartel que nos redirigiera a la Via Apia Antiqua. Y avanzamos avanzamos, hasta el número 600 de la Vía Apia. Ya pasamos la última parada del metro. Momento en el cual empezamos a pensar que esto estaba a tomar por saco del centro. Además Fer tenía que ir a comprar regalos, y se produjo EL CISMA. Fer decidió que seguir buscando una vía romana no merecía la pena si no era capaz de volver a casa con un saco de regalos para su familia, y llegada la hora, decidió volverse para el centro. Yo estuve tentado de volverme, pero ya que había andado chopocientos kilómetros buscando la Via Apia Antiqua me sabía un poco mal volverme. Así que Fer se dió la vuelta y los demás seguimos caminando. Ya preguntamos a unos viandantes, y nos dijeron que nos estábamos desviando de la vieja, pero que todavía había una calle que las comunicaba. Así que por ahí nos fuimos. Y seguimos avanzando, con mis contínuos cuando llegamos y con una sudada espantosa, porque además el día era soleado y caluroso.
Por fín, llegamos a la Vía Apia Antiqua. Vimos un par de sitios más o menos curiosos, con las ruinas de un Duomo (y gratis... que curioso) y emprendimos el camino de vuelta por el empedrado "original" de la Vía, porque habíamos quedado con Fer a una hora en la otra punta de la capital italiana. Y volvimos, y volvimos, y, cuando cansados de andar, preguntamos en información y turismo por la frecuencia del autobús que nos llevaba al centro, la respuesta fue algo así como "más o menos cuando le da la gana". Desanimados seguimos caminando y caminando, hasta atravesar nuevamente las puertas de la muralla que delimita la urbe.


Chicos, volvemos a la civilización. Rodrigo, deja de trepar el arco...


De ahí a las termas de Caracalla, y seguimos avanzando hacia la Piazza Nabona, nuestro lugar de encuentro. Y ya que estábamos por allí aprovechamos para ver un par de Tizianos que se nos habían olvidado el día anterior. Después de acabar con practicamente todos los puntos interesantes de la que otrora fuera capital del mundo, fuimos a buscar souvenirs.
La verdad es que la búsqueda de souvenirs es muy complicada. Entre los que son cutres y los que son feos, uno no tiene tantas cosas que elegir. Al final sólo traje un libro de cocina para mi madre, un rosario para mi abuela, un llaverito para tata, y para decorar mi habitación unas señales de tráfico de esas que daban con un coleccionable, y que ví en un kiosko unos días antes.Cabe destacar el calendario de los curas más apuestos, que se compró Rodrigo tras mucha cavilación, y que nos dió bastantes momentos de risas.


Como me pone Mr. Marzo.... uhmmm....

Y nos volvimos al hostal, a hacer la maleta, y cenar por última vez en la trattoria que se resistió a darnos de cenar los primeros días. Posteriormente descubrimos que yo tenía un mapa doblado y guarrete en el que explicaba cómo llegar y qué ver de la vía Apia. Unas miradas asesinas me indicaron que la próxima vez yo también debería de mirar los mapas de cuando en cuando...
La distancia recorrida viene a ser más de 50Kms. No está mal... otra cosa no, pero podemos decir que nos pateamos Roma...
El día siguiente ya más tranquilos nos fuimos al aeropuerto, y vuelta a casa. Tranquilamente.
En definitiva unas vacaciones interesantes, con bastantes anécdotas, aunque al no haber conducido por Italia hay algunas menos. Y es que el año pasado lo de conducir por Italia fue cuanto menos intensa...
Gracias chicos, el año que viene más...

2 comentarios:

tata_ogg dijo...

Por qué yo no tengo un calendario de los curas cachas!!!!!!

zombi dijo...

ah, se siente...

bueno, cuando acabe con él ya te lo pasaré

pero no grantizo su higienidad