El renacimiento de la extrema derecha

Llevo ya bastante tiempo preocupado por un fenómeno que no es que me quite el sueño, pero casi. El resurgimiento de los movimientos de extrema derecha no me hace ni pizca de gracia, no sólo por lo que representa la extrema derecha, sino porque parece que es una respuesta a la política de inmigración de puertas abiertas que se está llevando a cabo en este país. ¿Alguno ha paseado por la Rondilla un sábado por la tarde? Si os acercais a las piscinas, lo único que vereis son inmigrantes. Que uno, a pesar de tener tendencias a la derecha, no tiene nada en contra, siempre y cuando sean inmigrantes que vienen a trabajar y se integran en la sociedad española. Pero el problema es que se están formando guettos y que vienen como trabajadores no cualificados capaces de aceptar cualquier sueldo, porque cualquier cosa es mejor que volver a su país de orígen.

Esto hace que a la juventud española parezca que le está costando más salir de casa de sus padres, sobre todo si el mundo laboral al que se incorporan es el de los trabajadores no cualificados. Este ambiente de inmigración y guettos es un caldo de cultivo perfecto para la extrema derecha. Poco a poco empiezan a aparecer nuevos partidos de extrema derecha (vease Democracia Nacional, que apareció hace unos días) a los cuales les ha llevado poco tiempo rescatar el cartel con el que esta ideología ganó las elecciones de hace unas semanas en Suiza (a la izquierda). Mismo cartel, distinta bandera.
Cada vez que aparece una noticia de una agresión por parte de un inmigrante a un español, la extrema derecha se refuerza sin importar las circunstancias. Cada patera es un refuerzo para la extrema derecha. Y ahora van a ir a las elecciones, pero no como los ponzoñosos partidos de Falange, sino como partidos cuyos ideales políticos están mucho más impregnados en la sociedad española. Si les roban votos al PP, España pierde, si les roban votos a PSOE o a la izquierda, España pierde. Las elecciones que nos esperan...